La ruta del tabaco

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Casos y Letras: Kamala Suraiya Das

Por M. Emilia Sganga
“La materia prima de un artista no es la piedra ni la arcilla, es su personalidad” 
Nacida el 31 de marzo de 1934 en Malabar, Kerala (al sur de la India), en el seno de una familia hindú, noble y de linaje matrilineal. En Malabar el Mayalam es la lengua principal, y sus escritos se desenvuelven esta lengua. Tanto su madre, como su tío y su abuela, se dedicaron a la literatura y desde allí Kamala Suraiya, se fue acercando a las letras, y al mundo que la escritura generaba. A sus 15 años, su familia consigue un candidato con quien esposarla, un hombre bastante mayor que ella, y un año después es madre del primero de sus tres hijos. A los 17 años, escribe su primera obra, y así comienza su camino como escritora. Si bien su marido le permitía que se dedicara a escribir, ella solo podría hacerlo durante las noches, una vez que sus tareas domésticas hayan sido finalizadas. Poco a poco Kerala irá incluyendo en sus relatos y poesías sus propias experiencias, y comienza a hacer explícita el espacio que la mujer tiene en su sociedad. Si bien su marido la apoyo en su oficio como artista literaria, es necesario notar que su vida profesional estaba supeditada al visto bueno del hombre. En sus obras Kamala Suraiya comienza a denunciar la degradación de la mujer, cuenta sus historias y las de su entorno cercano, hecha luz sobre la sexualidad femenina, la relación con el hombre, la infidelidad, la búsqueda de amor, la angustia y el dolor de las mujeres de su entorno. 
No solo su obra literaria se ha centrado en la figura femenina, sino que también ha incursionado en las artes plásticas, donde aparece la mujer en primer plano. Y al respecto dirá: “Necesitaba sacudir a la sociedad de su complacencia. Pienso que la complacencia es un estado horrible. Quería hacer sentir a las mujeres de mi generación que si los hombres pueden transgredir las reglas, ellas también pueden. Quería que se dieran cuenta que somos iguales. Quería eliminar la diferencia de género. Quería ver que algo sacudía una sociedad con fuertes inhibiciones y que en público sólo cuenta mentiras” A principios de los setenta se convierte en editora de poesía para el “Semanario ilustrado de la India”, y mantiene durante varios años un programa radial sobre poesía. Su trayectoria ha tenido un fuerte peso político durante los años ochenta, desde el intento por conseguir un espacio en el parlamento, como en la formación de una agrupación política y la participación dentro del gabinete forestal de Kerala, contribuyendo a la reforestación de la región y la educación ambiental. 
A sus 65 años de edad se convierte al Islam, lo que causa un escándalo en su entorno, y mantiene viva sus declaraciones sobre el espacio de decisión de la mujer en su sociedad: “Quiero llevar variedad a mi vida, ser diez avatares (reencarnaciones) diferentes. Ser esto, ser lo otro, cambiar, abrirme como una flor y cada pétalo diferente de los otros” 
Si bien ha enarbolado su lucha por la emancipación de la mujer, Kamala Suraiya se ha separado de la lucha feminista occidental, no concordando con la mayoría de sus postulados. Ha escrito más de 30 novelas en Malayán (idioma de Kerala), y muchos de ellos han sido traducidos a más de 15 idiomas. Algunas de sus obras poéticas han sido: “Verano en Calcuta” (1965), “Los descendientes” (1967), “La vieja casa de los juguetes y otras historias” (1973), y “Sólo el alma sabe cantar” (1996). Sus novelas también causaron repercusiones políticas, como “Alfabeto del deseo” (1997), “Mi historia” (1976) y la colección de relatos cortos “La prostituta Radmavati y otras historias” (1992). 
En su novela “Mi historia”, escrita durante una internación por problemas de salud, Kamala Suraiya narra hechos auténticos de su vida personal y de su entorno, aparecen allí relatos de sus relaciones sentimentales y sexuales, el desamor de su matrimonio y de relaciones extramatrimoniales. Su publicación causó gran indignación en su entorno cercano, y al mismo tiempo se convirtió en uno de los títulos más reconocidos de la autora y con mayor cantidad de traducciones a distintas lenguas. La emancipación de la mujer india, es el principal abordaje que realiza, iluminando y poniendo en letra temas tabúes, que la tradición hindú impone. Fallece el 31 de mayo de 2009, a sus 75 años, luego de sufrir una insuficiencia respiratoria.

La magia de los elementos

Por Magali Schwartzman
La Mbira, también conocido como piano del pulgar, es un instrumento musical africano, utilizado por el pueblo Shona, uno de los grupos étnicos más importantes de la población de Zimbabwe y de Mozambique. Consiste en una tabla de madera con lengüetas de metal, se compone entre 6 a 33 teclas sobre una tapa dura (gwariva). Las láminas de metal se hacen con manijas de cuchara de distintas longitudes para conseguir las notas, moviendo los dedos pulgares hacia abajo y acariciando el dedo índice derecho acariciaba arriba. Los materiales de la mbira, incorporan muchos aspectos espirituales. Las clavijas de metal son hechas a partir de mineral de hierro esmaltado, extraído de colinas y montañas sagradas donde los jefes Shona son enterrados. La tabla de sonido hecha de un árbol especial, llamado mubvamaropa, representa una fuente de abrigo. La embira pertenece al grupo de los idiófonos, que son instrumentos rígidos que producen sonido por vibraciones transmitidas al cuerpo principal mediante percusión, punteo o frotación. Mbira es interpretado en ceremonias religiosas y reuniones sociales llamados Mabira e impregna todos los aspectos de la cultura Shona, sagrada y secular. Su principal función es la conexión con los espíritus para contactar a los antepasados perdidos y a los guardianes tribales, durante las ceremonias que se celebran durante toda la noche. Otras utilizaciones que tiene; es la de atraer a la lluvia durante la época de sequía, las de atraer a las nubes cuando las cosechas son quemadas por el sol, y para curar enfermedades. Se utiliza en toda clase de ceremonias, inclusive en eventos gubernamentales como el día de la independencia y conferencias internacionales. La mbira incita al pacifismo y a la fortaleza psíquica y física necesaria para afrontar la vida. Durante el periodo colonial de Zimbabwe, más conocido como la época de Rodesia, la mbira sufrió un decaimiento, ya que los misioneros afirmaron que el instrumento era malvado pero luego de la Independencia en 1980, el instrumento volvió a recuperar su popularidad. Sin embargo, la mbira se ha ido adaptando al cambio de los tiempos y los artistas contemporáneos zimbabwos. Actualmente las distintas versiones de este instrumento africano se pueden encontrar en cualquier parte del mundo, especialmente en Asia, Oriente Medio, y norte de Sudamérica.

Sabores Clandestinos (Puros o Habanos cubanos)

Por Hernán Navarro

Son muchas las formas en las que se ha consumido el tabaco a lo largo de la historia: mascando, chupando, inhalando a través de cañas, pipas o liados en formas de las que conocemos como cigarros, y hasta por enema. No obstante, se sabe que los primeros en fumarlo fueron los mayas.

Hay quienes aseguran que nació en las orillas del lago Titicaca y que los pueblos originarios de América lo utilizaban para curar enfermedades, dolores de cabeza y realizar rituales. Además de ser un símbolo de la amistad, muchas tribus le atribuían poderes sobrenaturales. 

Los lugares geográficos para que esta planta crezca con eficiencia son escasos. El oeste cubano, en la región de Vuelta Abajo, provincia de Pinar del Río, por su microclima es el territorio ideal para que se cultive el corojo y el criollo de sol, las dos especies fundamentales para la elaboración del puro originario de Cuba. Es en este país donde se consiguen los mejores cigarros, gracias a la tradición y continuidad en su fabricación. 

Las hojas de corojo son las que le da la apariencia al cigarro, además de proteger su interior. Su cultivo se realiza debajo de grandes capas de algodón para cuidar que no se rompan las hojas. El criollo de sol crece a la intemperie y se utiliza en el interior del habano. 

Los puros o los habanos, cuya denominación es de origen, se diferencian por tamaño, composición y mezcla de distintas especies de tabaco, el lugar de procedencia y tipo de elaboración, ya sea manual o industrial. 

Para la elaboración manual se utilizan los tres tipos de tabaco que tiene una misma planta: el ligero, extraído de la corona de la planta, que le otorga fortaleza y sabor; el seco, del centro, que le concede el aroma y el volado, del pie de la mata que facilita su encendido. 

El arte de enrollar las hojas se denomina torcido y se divide tres partes: la tripa, es decir el relleno, el capote, como dijimos antes es lo que sostiene la tripa y la capa, que es la terminación del producto. Los cigarros de producción mecánica son de menor calidad y se utiliza el tabaco triturado. 

La mejor manera de disfrutar un puro, ya sea proveniente de Cuba o de cualquier otra isla caribeña o canaria, es maridándolo con alguna variedad de café o con cualquier destilado como ron, whisky, coñac o brandy de Jerez. El maridaje consiste en combinar armoniosamente diferentes sabores. Claro que es importante tener en cuenta los distintos perfiles de dos o más productos a combinar. 

Cada sabor y aroma entrega su personalidad y fortaleza a la boca. No existe una forma “buena o mala” de mezclar los productos, debido a que las variedades son infinitas y los gustos muy personales. Pero sí es necesario tener en cuenta que ningún ingrediente neutralice al otro, que cada característica se mantenga en boca y nariz el mayor tiempo posible. 

Existen muchos mitos con respecto a los puros y su consumo. Es importante mantenerlos en lugares húmedos, para que no se sequen. La heladera no es un buen sitio, debido a que éste es un lugar seco y gran contaminador de sabores. Una buena solución es conservarlos en un baúl, acompañados con vasos cargados con agua para que mantengan humedad.

Otro de los problemas que suelen ocurrir es cuando se intenta calentar el interior del cigarro pasando un encendedor a lo largo del mismo. Esto puede quemar la capa y arruinar el sabor. Hay quienes lo calientan para evitar la variación de temperaturas, pero es necesario saber hacerlo. Tampoco es válido mojar el puro en alguna bebida, debido a que esta práctica lo arruinaría completamente. Claro que cada quien, mientras los disfrute, puede hacer lo que parezca.

Erica Azim

Etnomusicóloga practicante y profesora del mbira, instrumento africano. Tenía 16 años cuando se enamoró de la música mbira Shona, estudió música con Shona Dumisani Maraire (líder principal del mbira) en la Universidad de Washington durante dos años. Comenzó a aprender a tocar el instrumento de oído con un mbira prestado de un profesor. En 1974, Erica Azim se convirtió es una de las primeras californianas en estudiar el mbira en Zimbabwe con los maestros del instrumento. Durante ese momento, Zimbabwe se encontraba en medio de una guerra de liberación. Azim fue prohibida por el Gobierno de Rhodesia racista de visitar las zonas rurales, que son el hogar de la tradición mbira, pero en la ciudad capital de Harare, en aquel entonces la antigua Salisbury, Erica encontró profesores de mbira como Ambuya Beauler Dyoko, Magaya Cosme, Muchena Mondrek, Mujuru Ephat, entre otros. Debido a su estudio con distintos maestros, pudo encontrar su propio estilo de mbira. Erica Azim es reconocida en Zimbawe como un gwenyambira, que significa una artista intérprete experta para tocar en las ceremonias tradicionales. En 1997, estuvo de gira con Forward Kwenda enseñando y actuando. En 1998, actuó en los EE.UU. y Canadá con Cosmas Magaya, maestro del mbira. Ya para el año 2000 ha realizado distintas presentaciones con Ambuya Beauler Dyoko, Fradreck Mujuru Fungía. Azim ha grabado cuatro discos sobre el mbira; “Mbira Dreams and Mbira: Healing Music of Zimbabwe”, Forward Kwenda’s CD Svikiro: “Meditations of an Mbira Maste” y una canción en el mercado internacional de Mama's Lullaby. En el 2009 lanzó su nuevo cd solista llamado “Healing Dreams: Ancient Mbira of Zimbabwe” En la actualidad, Erica Azim, enseña mbira en Estados Unidos y Canadá en diferentes grupos de talleres y en los campamentos de mbira realizados en su casa de Berkeley, California, Hawai y Argentina. Además, es la fundadora de la Organización Mbira sin fines de lucro que se dedica a preservar y difundir la música de Zimbabwe. Todos los años visita la Argentina para dar clases de mbira y conciertos.